El aborto y la política de alianzas.

Por Gracia Alzaga

Que la Suprema Corte de Justicia de la Nación por unanimidad se haya pronunciado a favor de la autonomía de las mujeres y personas con capacidad de gestar y el derecho al aborto no es casualidad, pues es resultado de la lucha por la despenalización que comenzó en México mucho tiempo atrás y que, en los últimos años, ha tomado bastante fuerza en toda Latinoamérica. Aparte de reconocer a las pioneras del movimiento, esto no sería posible si no estuviéramos en todos los espacios, desde las que portan el pañuelo verde en sus mochilas y bolsas, las que gritan en las calles ¡Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo!, hasta las que están en los espacios de toma de decisión, –estas últimas tienen un papel fundamental en la lucha, ya que sin ellas no lograríamos consenso en los congresos locales–. También hay que decirlo, este camino no ha sido nada fácil. Sí, es importante hablar del avance logrado, pero tenemos que ser autocríticas y, sobre todo, ver en qué hemos fallado para saber hacia dónde vamos.

«Pañuelazo en Ciudad de México por el aborto legal en Argentina» by Protoplasma K is licensed under CC BY-SA 2.0

Agárrense porque quizá en este texto encuentren un poco de pesimismo y algunas ideas que seguramente a más de una le harán ruido. Podemos estar en desacuerdo en muchas cosas, pero coincidimos en que necesitamos seriamente estar abiertas a la crítica y estar dispuestas a discutir sobre la urgencia de organizarnos políticamente.

Comenzaré esta breve reflexión dando un poco de contexto sobre la lucha. Marta Lamas, en su texto El Feminismo mexicano y la lucha por legalizar el aborto, habla sobre los primeros pasos de la despenalización a finales de los setenta con el Frente Nacional de Lucha por la Liberación y los Derechos de las Mujeres (FNALIDM) y los intentos en los siguientes años con distintos frentes organizados en la Ciudad de México y en Chiapas. La crítica a finales del siglo veinte era que el movimiento no lograba tener lugar en el escenario político nacional, contrario a estos días, el movimiento no logra generar alianzas en los espacios de toma de decisión para generar acuerdos que busquen la despenalización del aborto por lo menos en 27 de los 32 estados. A pesar de ser un texto escrito hace mas de treinta años, la reflexión sigue más vigente que nunca: las feministas no hemos sido capaces de construir una política de alianzas, –como menciona la autora– tampoco hemos sabido reconocer a quienes fuera de nuestro movimiento si coinciden con nosotras, mucho menos hemos buscado crear un proyecto de organización que logre sintonizar con los gobiernos locales. Este pensamiento es una generalidad, con excepciones como Veracruz, Hidalgo y Oaxaca, congresos que han seguido los mismos pasos para lograr la despenalización del aborto, con cabildeo, rapidez y sigilosamente y que en el resto del país aún no logramos copiar la formula siempre atendiendo a nuestros contextos sociales y políticos.

Podríamos decir que, con lo sucedido hace semanas en la SCJN, ya prácticamente es legal el aborto en todo el territorio nacional, ya que no podrán criminalizarnos por interrumpir el embarazo; sin embargo, la criminalización continuará hasta que deje de existir el delito en cada uno de los Códigos Penales de los estados y hasta que los servicios de salud cuenten con perspectiva de género y no revictimización. Pero ¿cómo logramos que esto sea una realidad si parece que nuestra forma de hacer política es exclusivamente coyuntural, sectaria y con mucho ruido pero con poca profundidad? Siempre digo que tenemos mucho que aprenderle a la Marea Verde argentina, ya que su victoria requirió mas que al movimiento feminista para lograr la legalización del aborto, se tuvieron que realizar alianzas con todos los sectores, la socialización de éste, el cambio de narrativa y, por supuesto, actoras y actores políticos dentro de los espacios de toma de decisión. Este 28 de septiembre en el Día de Acción Global para el Acceso al Aborto Legal y Seguro, la reflexión sobra: urge participar activamente si queremos cambios inmediatos. Sí, urge usar el pañuelo verde, pero urge que maduremos nuestras prácticas políticas feministas, que dejemos a un lado nuestros purismos, que no le tengamos miedo a la organización política fuera y dentro de los partidos, que busquemos diálogo con las y los representantes populares. La autocrítica a los espacios colectivos no es hacerle el juego al patriarcado, debemos entender que, para desmontar los elementos patriarcales presentes en el orden social y jurídico, debemos buscar consensos y deconstruir nuestra visión subjetiva sobre el movimiento feminista, mientras nosotras sigamos gritando en las calles, pero no buscando construir política feminista, no llegaremos a ningún lado.

 

  • Gracia Alzaga es licenciada en Derecho por la Universidad Anáhuac de Cancún, activista feminista y militante de Morena. Cofundadora de Defensoras Digitales Quintana Roo, promueve la despenalización del aborto en los estados. Actualmente está creando un espacio llamado Diálogos de Política Feminista y Derecho Para No Abogadas.

 

«Pañuelazo en Ciudad de México por el aborto legal en Argentina» by Protoplasma K is licensed under CC BY-SA 2.0

 

 

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