Probablemente la mejor palabra para describir nuestra coyuntura es “malestar”. Es normal. La pandemia ha trastocado nuestra vida privada y pública, y también la forma de morir y despedir a nuestra gente.
También ha agudizado o desencadenado eventos que están marcando un cambio de época. Todo momento de transformación es angustiante, pues no hay certezas y prevalece el ruido y el crujir del presente. Pero un buen primer paso para ordenar nuestro entorno, es ajustar las ideas.
Y para ello es necesario que dialoguemos con seriedad y estemos a la altura de nuestro tiempo.