El Eternauta

Por Belem Hernández

Qué sorpresa fue ver la épica producción que Netflix lanzó el pasado abril con El Eternauta, pues resulta que, después de 68 años, Bruno Stagnaro decidió llevar a la pantalla este cómic de ciencia ficción argentino que Héctor Germán Oesterheld escribió en 1957.

La trama se desarrolla en Buenos Aires, en lo que pareciera un escenario atemporal, pues la forma de relacionarse, de comunicarse y hasta de transportarse empatan de alguna manera con el Presente. Juan Salvo y sus amigos se reúnen a jugar al turco, con una botella de whisky que ameniza la velada. Pero tras el anuncio de una explosión en la radio, todos los dispositivos electrónicos dejan de funcionar. Ahí comienza la tragedia: una tormenta de nieve mortífera empieza a invadir la ciudad

No hay comunicación con el exterior y existe una ola de misterio en torno a la muerte por contacto con la nieve, entonces Alfredo, el mejor amigo de Juan, idea un traje para salir. Juan decide ir a buscar a su hija atravesando la ciudad con el icónico traje. Durante esta travesía el protagonista se enfrenta a diferentes misterios que tienen que ver con un entorno hostil y con escarabajos gigantes.

El rodaje de El Eternauta se hizo en diferentes locaciones de Ciudad y provincia de Buenos Aires, como el Estadio Monumental, Barrancas de Belgrano y Plaza Italia. Marcos Ludevid / Netflix

Emociona ver una historia que, como argumento central, plantea un evento cataclísmico alienígena, que manipula las mentes de los que regresan después de la muerte; lo cual es importante porque se honra la memoria de Oesterheld quien nunca temió hacer una denuncia y crítica social a través de estas interesantes metáforas, lo que le costó la persecución hasta culminar con su desaparición en 1977, orquestada por la dictadura de Videla.

Después de ver grandes producciones desarrolladas en países angloparlantes que abordan historias postapocalípticas, como The Last of Us, The Walking Dead, o series caracterizadas por atmósferas de terror y ciencia ficción como Stranger Things, es un verdadero placer ver cine de calidad con hispanohablantes, específicamente con el acento característico argentino.

Pensar en un escenario postapocalíptico en América Latina con ese ambiente níveo es emocionante, ni hablar de la narrativa atípica que Oesterheld imaginó en Buenos Aires y de las estupendas actuaciones que tuvo el elenco, en especial Ricardo Darín, pues considero que después de El Secreto de sus ojos, esta es de las ejecuciones más conmovedoras del actor.

Las secuencias con alucinaciones, recuerdos o premoniciones de Juan Salvo mantienen al espectador aún más a la espera de una explicación lógica, y tal vez sea ello lo más fascinante, pues definitivamente hace honor al nombre de la obra: el viajero que trasciende lo etéreo.

Citando al propio Oesterheld, el gran héroe de esta historia es el poder de la organización colectiva, la amistad y la unión de grupo que en varias escenas se representa con jugar a las cartas, cantar en la vagoneta, viajar en grupo sin olvidar al perro o emborracharse con amigos.  

Ahora que lo pienso, se me ocurre que quizá por esta falta de héroe central El Eternauta es una de mis historias que recuerdo con más placer. El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe valido es el héroe “en grupo”, nunca el héroe individual, el héroe solo.

Finalmente, quisiera hacer mención a la memorable la escena de lucha organizada contra los cascarudos con la voz de Mercedes Sosa de fondo. Netflix logró tenernos impacientes con el anuncio de la segunda temporada.

Juan Salvo. El Eternauta.

Belem Hernández es Licenciada en Ciencia Política y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Tapatía por herencia, puma de corazón.
Instagram: @bellotaaaaaaaaaaaaaaaaa

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