Reseña de: Nicolás Medina Mora, América del Norte, Nueva York, Soho Press, 2024, 480 pp.
Recientemente, el joven escritor y editor mexicano Nicolás Medina Mora publicó su primera novela en Estados Unidos. América del Norte (Soho Press, 2024) es una novela autobiográfica, pero también es una crítica mordaz a las élites mexicanas desde adentro, y una reflexión profunda sobre lo que significa ser migrante mexicano (y, más ampliamente, latinoamericano) en Estados Unidos.
Empiezo por lo primero: la crítica a las élites. El libro tiene la virtud de la ironía y la ventaja de estar escrito por alguien que experimentó en carne propia las hipocresías, los códigos sociales, las expectativas familiares y las dinámicas filioparentales características de las élites mexicanas. Es una combinación deliciosa: debido al profundo conocimiento de causa, las críticas son agudas y certeras, y dado el humor del autor, los retratos de la alta burguesía mexicana son divertidos y complejos (con matices; nada de maniqueísmos y obviedades).
Dentro de las críticas a las élites, una particularmente interesante es la del aspiracionismo de ser estadounidense. Con sus acentos yanquis exagerados y artificiales al hablar inglés, con su afán de ir de compras a Houston, San Antonio, San Diego o Miami, con sus anglicismos metidos con calzador al hablar español y con la mezcla de envidia y aspiración con que miran a Washington, Nueva York, San Francisco y Chicago, las élites mexicanas quisieran ser estadounidenses, pero no pueden y esto les causa disgusto y frustración.
Si en México las élites están acostumbradas a disfrutar del privilegio de ser tratadas con deferencia en cualquier lugar, en Estados Unidos deben lidiar con la realidad de ser percibidas como personas de segunda clase, como habitantes de un país bananero y subdesarrollado, por más que tengan tez blanca y apellidos rimbombantes. Ése es un tema constante en la novela, abordado por el autor con delicadeza y precisión.
Como parte de esta reflexión, el libro se introduce en lo que significa ser estadounidense, en cómo percibimos los mexicanos a los “gringos”, en cómo ellos se conciben a sí mismos y en el poder real que otorga la nacionalidad estadounidense. Y ahí también se nota la visión de insider, de un autor que ha vivido en Estados Unidos varios años de su vida y que conoce las contradicciones y las tensiones de los círculos educados de ese país.
Por ejemplo, en un pasaje particularmente emotivo de la novela, Medina Mora escribe:
“Pensé en mis amigos estadounidenses, la intensidad con la que se aproximan al negocio de la vida, su deseo genuino de ser buenos, su sincera inclinación por la ironía, la seriedad de sus estudios, el desparpajo de su ignorancia, su cosmopolita desencanto del mundo, su inocencia provinciana, el modo en que portan su ciudadanía con una combinación de orgullo y vergüenza —al mismo tiempo, una mancha de sangre, una carta blanca, una deuda que pagar, un llamado a las armas y un signo de interrogación”.[1]
La contracara del “poder que otorgan los pasaportes estadounidenses” es la indefensión de los migrantes mexicanos y latinoamericanos que viven en Estados Unidos. Medina Mora deja claro que algunos son mucho más vulnerables que otros: una persona migrante sin papeles que trabaja en la clandestinidad es mucho más susceptible de sufrir toda clase de abusos en comparación con un estudiante de posgrado en una prestigiosa universidad. Sin embargo, todos ellos comparten el miedo a ser deportados, la sensación de no pertenecer ni aquí ni allá, el sentimiento de orfandad al carecer de ciudadanía, y una mezcla de admiración y resentimiento frente a Estados Unidos.
Al mismo tiempo, la novela ironiza sobre el hecho de que la mayoría de los estadounidenses no ve pluralidad alguna en las experiencias migratorias, sino que observa a los migrantes latinoamericanos como si fueran iguales entre sí, con una combinación de morbo, curiosidad por los vecinos tropicales, admiración por el esfuerzo que hicieron para llegar hasta allá, desconfianza por todos los estereotipos negativos de la región (borrachos, machistas, burdos, etc.), y, en el caso de los círculos progresistas, con empatía por esas “pobres criaturas” (sin importar que se trate de una persona de élite migrando por decisión, un perseguido político o alguien que migró por necesidad económica o huyendo de la violencia).
Por ahora, América del Norte solamente se puede conseguir en inglés, pero ojalá que pronto haya una traducción al castellano. Es una novela de una actualidad tremenda que contiene claves importantes para reflexionar sobre el momento político de México y Estados Unidos, además de una enternecedora historia de amor y una conmovedora historia familiar.
Jacques Coste. Historiador y autor de Derechos humanos y política en México (Tirant lo Blanch e Instituto Mora, 2022). Cursa un doctorado en historia en la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook, donde estudia la transición mexicana a la democracia.
[1] La traducción es del autor.