Se acabaron las elecciones y, por fin, tendremos una presidenta en México. Le restan solo unos meses a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y todavía existe algo de incertidumbre sobre el camino que tomará el próximo gobierno; es decir, si se llevarán a cabo algunos cambios o habrá completa continuidad con la etapa que termina: una marcada por la centralización, el debilitamiento de las capacidades estatales y algunos logros en política social; una etapa que se ha desarrollado bajo la sombra de una retórica intensamente polarizarte y triunfalista.
Si bien todo apunta a que habrá continuidad, no sería descabellado esperar algunos cambio pues, aunque se sabe que el Presidente ha sido notablemente popular durante todo el sexenio, los resultados de su gobierno son magros en casi todas las áreas, particularmente en lo respectivo a los datos de violencia e inseguridad.
Los retos en México, entonces, siguen siendo enormes, y a la nueva presidenta se le presenta la oportunidad (a mi parecer, desaprovechada durante el sexenio que termina) de gobernar bien.
A continuación, comparto algunas ideas que creo podrían nutrir esa conversación.
***
1. En salud pública, la inversión en prevención sigue siendo prioritaria para México. Como el país tiene una población demasiado enferma y recursos limitados, nuestro sistema de salud suele estar sobresaturado, incapaz de atender la gran demanda de servicios. Para reducir esta carga del sistema, lo conveniente sería hacer mejores campañas de promoción de salud para modificar hábitos (mejora de dieta, reducción de consumo de azúcares y grasas, reducción de consumo de tabaco, ejercicio cotidiano y afiliación al sistema de salud pública) y así poder reducir la prevalencia de enfermedades crónicas. En el sistema de salud, en lugar de seguir improvisando, convendría emular buenas prácticas y fortalecer lo que ya funciona.
2. México sigue siendo un país demasiado centralizado y la Ciudad de México ofrece a sus habitantes una mala calidad de vida a causa de la excesiva contaminación, la inseguridad, la falta de espacios verdes y la baja calidad de los servicios públicos. Por esto, convendría descentralizar servicios, presupuestos, privilegios, programas, áreas de gobierno y, dentro de la ciudad, desincentivar el uso del automóvil.
3. México es una potencia cultural. Convendría aumentar el presupuesto para la cultura, descentralizarlo y seguir fortaleciendo los programas que ya funcionan, en lugar de reducir y centralizar los apoyos (como se hizo durante este sexenio, en el que una enorme cantidad de los recursos tuvieron como destino un proyecto faraónico e innecesario). En lugar de hacer menos cultura, convendría hacer más cultura. En esta línea, Jóvenes Creadores (antes FONCA) es un extraordinario programa que convendría fortalecer y no deprimir (como se ha hecho durante este sexenio).
Asimismo, en lugar de dar espacios en medios públicos a voceros del partido sin talento (como se hizo durante este sexenio), convendría democratizar los espacios y darle oportunidad a gente talentosa (principalmente de los estados). En lugar de hacer programas propagandísticos, convendría hacer, de nuevo, programas que robustezcan el patrimonio cultural (el archivo) de México (documentales, programas de cultura, ciencia e historia, programas de debates de ideas). Sin embargo, en cultura no todo ha sido malo, y el apoyo que se ha mostrado a las artes populares durante este gobierno es una buena práctica con la que convendría continuar.
4. El Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial del Estado mexicano, aloja uno de los principales catálogos de obras de ciencias sociales en el ámbito editorial en español. En lugar de publicar a los amigos del editor (como se ha hecho durante este sexenio), convendría traducir y publicar los mejores libros en ciencias sociales, historia y literatura, para el público mexicano y para el público hispanohablante en general. En lugar de publicar malos libros (pero de amigos), convendría publicar los mejores libros (aunque sean de extraños). La actual administración ha pecado de tener una visión patrimonialista del catálogo, infantil en lo literario y adversa a la academia; convendría madurar y abrir perspectivas, como demandan los mundos del libro, las ciencias y las artes.
5. En educación, en lugar de demonizar las matemáticas, las ciencias y tener una visión miope, doctrinaria y chabacana de las humanidades y del mundo, convendría mejorar las instalaciones del sistema y el nivel educativo, poniendo énfasis en las habilidades matemáticas y en la comprensión lectora de los alumnos. Los niños mexicanos deberían ir a la escuela a aprender a pensar por sí mismos, no a aprender, por ejemplo, que el presidente es el mejor presidente de la historia (como se intentó hacer durante este gobierno). Hay, también, que reducir la deserción escolar y recuperar la dignidad de los profesores (como se intentó hacer atinadamente durante este sexenio).
6. Es una buena idea crear más y mejores plazas de investigación en el sistema de educación superior para profesores, con el objetivo de retener y madurar talento y ayudar a la formación de futuros investigadores o profesionistas, particularmente en los estados. El sistema de universidades públicas técnicas tiene un gran potencial en este sentido. México debería invertir más en laboratorios y en experimentos. Es una buena práctica (como se ha hecho acertadamente durante este sexenio) alinear la investigación con los problemas nacionales; pero también es necesario descentralizar la academia.
7. México es una potencia en biodiversidad porque cuenta con múltiples ecosistemas: playas, selvas, bosques, desiertos, pastizales. Y el turismo es una de las principales fuentes de ingresos del país. Por tanto, en lugar de destruir el medioambiente y desmantelar las instituciones para protegerlo (como se ha hecho durante este sexenio), convendría fortalecer y mejorar el sistema institucional para preservar los ecosistemas. Asimismo, si México está siendo afectado severamente por el cambio climático —como se ha visto en los recientes días, en que varias ciudades sufrieron temperaturas inéditas de calor—, el país debería convertirse en un ejemplo de sustentabilidad, protección del medio ambiente y reducción de contaminantes (y esta podría ser una agenda en instituciones internacionales y México podría convertirse en el líder en estos temas en América Latina).
8. En México, el cobro de piso, los asaltos, las amenazas, la trata de personas, las extorsiones, los secuestros y los homicidios son prácticas generales. Más de la mitad de la población tiene miedo de vivir donde vive, y en el territorio están algunas de las ciudades más violentas del mundo, por lo que los desplazamientos forzados siguen siendo comunes. Para construir un país más feliz y productivo, convendría no negar el problema u obviarlo (como se ha hecho durante este sexenio), sino asumirlo, corregir errores y elaborar mejores estrategias coordinadas. Precisamente porque este gobierno obvió el problema, el crimen organizado se fortaleció, la violencia se estancó y este es el sexenio con mayor violencia acumulada en la historia reciente.
Pensar que solo con becas (con algo de dinero efectivo) se puede resolver una crisis de violencia como la de México es de una ceguera inadmisible. Atender a las causas es importante, pero también trabajar en la reducción del poder de grupos delictivos. En estos rubros (el más importante para los mexicanos) este gobierno deja un país igual o peor, donde casi todos los crímenes que se cometen quedan impunes.
Igualmente, México sigue siendo uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo y el activismo. Por su importancia para garantizar el derecho a la información, convendría no continuar con la infame campaña de estigmatización y ataques a periodistas y activistas —que, de por sí, ya viven en vulnerabilidad— (como se hace, semanalmente, durante este gobierno), sino garantizar su seguridad. También, en lugar de agredir a las víctimas de violencia, convendría garantizar justicia para ellas, su protección y la reparación del daño causado.
9. En lugar de llenar los espacios en el gobierno con oportunistas y gente desequilibrada (como se ha hecho durante este gobierno), convendría llenarlos con gente profesional, talentosa y ética, que quiera sacar el país adelante. En lugar de minar las capacidades del Estado, convendría fortalecerlas. En lugar de consentir y fomentar la corrupción en la coalición gobernante, convendría combatirla a nivel federal, estatal y municipal, con mejores instituciones. En lugar de fomentar la opacidad, el nepotismo y el patrimonialismo, convendría fomentar la transparencia sobre el uso de los recursos de todos. En lugar de maquillar o inventar datos (como ha sido usual durante este sexenio), convendría no mentir al público.
En lugar de llenar los espacios en el gobierno con oportunistas y gente desequilibrada (como se ha hecho durante este gobierno), convendría llenarlos con gente profesional, talentosa y ética, que quiera sacar el país adelante.
10. A pesar de la obsesión y los embates del Presidente, su círculo cercano y su gobierno, al Instituto Nacional Electoral (INE), afortunadamente, la institución sigue en pie. En lugar de “destazar” autocráticamente al colegio electoral (como se intentó con mucha pasión durante este sexenio) o cooptarlo, convendría mantener su autonomía y seguir fortaleciéndolo para que el instituto pueda seguir organizando, junto con los ciudadanos, jornadas electorales ejemplares (como las de 2018 y 2021) o aceptables (como la de 2024), en las que los ciudadanos puedan elegir a sus representantes. El Estado debería preocuparse más por combatir el asesinato de candidatos y el involucramiento de grupos criminales en las campañas, o por reducir las prácticas clientelares, que por minar las capacidades estatales para organizar elecciones confiables y justas en las que todos los votos sean libres y secretos, y en las que se respete la voluntad de los ciudadanos.
11. En lugar de intentar reventar autocráticamente el orden constitucional, convendría respetar la Constitución y garantizar a los mexicanos (vía los instrumentos del Estado) sus derechos. De nada sirve cambiar la Constitución mil veces (el instructivo y las reglas del país), si el Estado es incapaz de hacer valer lo que dice la Constitución.
12. Convendría seguir teniendo una visión social, como se ha hecho durante este gobierno, porque México sigue siendo un país con altos niveles de pobreza y desigualdad.
13. Para facilitar el crecimiento económico, convendría seguir invirtiendo en infraestructura: carreteras, transporte público, sistema eléctrico, sistema hídrico, trenes, puertos, aeropuertos; y acabar urgentemente con la epidemia de apagones.
14. Al país le convendría dejar atrás el estilo caudillista, narcisista y centralista (solo enfocado en sí mismo, en el presente) de la presidencia que termina y convendría adoptar una visión de Estado (enfocada en todos, en el largo plazo).
15. Finalmente, para pasar a la historia como un buen gobernante, lo más conveniente es encabezar un buen gobierno en lugar de uno malo (para que luego no se tenga que defender lo indefendible con proyectos faraónicos, propaganda y amenazas a los críticos, historiadores y científicos sociales, como se ha hecho durante el presente).
Otra vez: en lugar de hacer las cosas mal, convendría esta vez hacer, intentar hacer, las cosas bien.
***
Gracias a José Enrique Guillén Zatarain “Guillo” por rebotarme algunas ideas en el proceso de redacción de este texto. Y al equipo de Presente por la excelente edición.
Jorge Cano Febles es escritor y politólogo. Es coautor, junto con Anuar Portugal, de Cartas a un joven diseñador (RRD, 2020) y autor de Sopa de huesos (RRD, 2022). En 2023, fue becario del programa Jóvenes Creadores del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) en la categoría Ensayo Creativo. Entre 2015 y 2017, perteneció al equipo editorial de Horizontal. Es licenciado en Administración por el ITAM y actualmente es estudiante del doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Virginia.