Acerca de madre e hija
Abrazadas durmiendo
Sin brasero ni parafina
Solo una sábana blanca
Apretando el calor
En combate feroz contra la escarcha
Medio sueldo en el bolsillo
Tantas creencias fracturadas
¡Déjame celebrar
Este amor áspero
De madre e hija!
La lluvia cayendo
Desde ese invierno
Que cruje en esa procesión
A crédito que prolonga la odisea
Hasta el trabajo y tu escuela
De séptimo grado
Taza de té. Marraqueta con mortadela
¡Déjame celebrar
Este amor rústico
De madre e hija!
Palabras sin azúcar
Fuertes como un puñado de árboles
Restregando juramentos incumplidos
Atrincherada en una esquina de la cocina
Botella de vino. Mantel sobre mesa rota
Y desde mis 14 abriles casada a la fuerza
Arranco de un encierro sin voz
¡Déjame celebrar
Este amor rudo
De madre e hija!
No lloraré persiguiendo
Murmullos ni letras
Envasadas como caramelos
De mujeres con apellido
Golpeándose el pecho
Y su discurso empalagoso
De la madrecita tierna
¡Déjame celebrar
Este amor huraño
De madre e hija!
Postrera independencia
Después de sortear intrigas y laberintos
No hay decálogo que hoy me diga esclava
¡Y tú! querida hija
No me lleves contigo
Desprende el delantal que te ata
A destartalado catecismo añejo
¡Déjame celebrar
Mi adiós apagado
Solo tú y yo: madre e hija!
En esta liturgia de despedida
Tu espíritu rebelde
Sin culpas
De madre a hija
Alzo mi adiós
Testarudo
Y brindo por tu sonrisa de niña
Su cara magullada
Esa noche de abril de un día desconocido
Dijo que tropezó contra un mueble
Antiguo que estaba limpiando
Es lo último que ella recuerda
Bulle ese fuego rojo desde la tierra
“Nosotros vómito de barcos negreros”
Aimé Césaire
Bulle ese fuego rojo desde la tierra
Y mi corazón tiene el latido del tiempo
“No hay angustia comparable a tus ojos oprimidos”
Lo digo ahora venciendo el pánico enfrente
Una ventanilla en la frontera ciega y sorda
Entre la vida y la muerte un camino incierto
Nos hicieron abrir las piernas sin decir nada
Si traíamos droga en la vagina y yo pregunto
Nos hicieron tomar agua con gas sin decir nada
Si traíamos algo en el estómago y yo pregunto
He trabajado de camarera sirviéndote
Hice aseo en tu casa y me gritaste
¡Negra! ¡Negra maraca! Ándate me dijiste
Cuando cayó un plato de mis manos
En el norte sordo y ocre conocí el miedo
No te contrato me decían cuando buscaba trabajo
Que todas las negras son flojas escuchábamos
No te contrato me decían vienen a quitarnos el marido
Que todas las negras son putas escuchábamos
El amargo del silabario tiñó de tormenta ese día
“Ahí viene la noche” gritaban risas blancas
Arriban del pasado los fantasmas negreros
He de levantar mis ojos después de siglos
En este desierto de palabras aviesas vuelven
A rabiarme los tambores de la esclavitud
Mermelada de mora sin clavos
(poema-carta)
Querida hija
Mientras tú me escribes de ponceos y etiquetas
Besándote de mentira con el primer gandul cibernauta
Atravesado en tu pantalla azul de niña efervescente
Aquí tu padre manda botar a la basura toda la mermelada de mora crucificada
De clavos de olor porque a él que es un macho de pelo en pecho no le gusta
Me cuentas de tus clases de Género
Sí las entiendo
Pero el día a día hija
Yo
Tu madre
Me acuesto sin resolver aquello elemental como decir no quiero y grito
Desde una puerta enrejada entre sábanas mortuorias
Dispuesta a evadir ese hedor insoportable del semen diario y tu padre
Descerraja su bazuca contra mi cara rellenando mi boca
Al estilo RedTube
Espero que nada te pase yo acá revolviendo una y otra vez
Mermelada de mora sin clavos
Buscando una fórmula
Por favor trata de mandarme los apuntes de la profe
Cuando te enseñe
A emanciparte
Besos
Tu madre
PD: no te olvides hija, a las legumbres no debes echarle sal mientras se cuecen