Plataforma es una obra imperdible que nos empuja al eterno debate entre los límites del artista y la obra y, que sólo leyéndola parece que puedes descifrar un poco más la excéntrica personalidad de Michel Huouellebecq.

Plataforma

Por Belem Hernández

Reseña de Michel Houellebecq Plataforma, Barcelona: Anagrama, 2004.

«Eso es la desesperación. Algo glacial, un frío y una soledad infinitos. Hasta entonces, nunca había entendido que la desesperación era fría; siempre la había imaginado ardiente, vehemente, violenta. Pero no. La desesperación era eso: un abismo sin fondo de oscuridad helada, de intolerable soledad«

Una de las sorpresas que trae consigo Michel Houellebecq es su formación como agrónomo, pues la manera en que plasma momentos y reflexiones tan pasionales seguramente los desearía algunas de las vacas sagradas consagradas de la literatura universal. Plataforma es una obra que incomoda con diálogos y escenarios que rayan en lo políticamente incorrecto, pues el autor, a través de sus reflexiones, nos obliga a vernos en el espejo de lo que somos, pero negamos. Nos obliga también a mantener el debate en torno a la dificultad de cambiar la percepción de las sociedades de consumo en un contexto globalizado en donde la forma de relacionarnos, lo que compramos, los pensamientos que adoptamos y las catarsis sexuales nos definen tanto como sociedad, como individuos.

Curiosamente, Michel, el personaje principal de esta novela, se llama igual que el autor y tiene la misma edad que cuando la escribió. El protagonista es un parisino promedio que trabaja en el ministerio de cultura y que lleva una vida plana; sin turbulencias emocionales, sexuales o económicas. Tras la muerte de su padre, decide hacer un viaje a Tailandia, en donde experimenta el comercio sexual y conoce a Valerie una agente de viajes que cambiará su vida hasta convertirlo en un ser extrañamente amoroso y apasionado: «Volví a la cocina italiana, que estaba más a mi alcance. Jamás habría imaginado que un día llegaría a gustarme cocinar. El amor santifica» (p. 218).

Esta novela nos conduce por tres grandes reflexiones: la primera, a partir de las diferencias que Michel visualiza entre Occidente y Oriente desde su visión parisina; la segunda, sobre la individualidad y el egoísmo que atraviesan todas las esferas de la vida en el siglo XXI; y la tercera es el planteamiento del comercio sexual como algo amoral, resultado de la relación oferta-demanda.

Llama poderosamente la atención que el autor, después de introducir diálogos que parecen ser confesiones del propio autor sobre el consumo y organización de la prostitución como negocio, también defina al amor como un acto profundo de reciprocidad y enfatice que lo mutuo es un bien escaso en Occidente.

«Eso es lo maravilloso de ti: te gusta dar placer. Lo que los occidentales ya no saben hacer es precisamente eso: ofrecer su cuerpo como objeto agradable, dar placer de manera gratuita. Han perdido por completo el sentido de la entrega. Por mucho que se esfuercen, no consiguen que el sexo sea algo natural. No sólo se avergüenzan de su propio cuerpo, que no está a la altura de las exigencias del porno, sino que, por los mismos motivos, no sienten la menor atracción hacia el cuerpo de los demás. Es imposible hacer el amor sin un cierto abandono, sin la aceptación, al menos temporal, de un cierto estado de dependencia y de debilidad. La exaltación sentimental y la obsesión sexual tienen el mismo origen, las dos proceden del olvido parcial de uno mismo; no es un terreno en el que podamos realizarnos sin perdernos«.

Después de leer páginas enteras de relatos pornográficos, es obligado decir que el enfant terrible del autor no radica únicamente en plantear relaciones sexo-emocionales no convencionales o en la sacralización del turismo sexual, sino que, radica también en la crítica inmisericorde al islamismo y a la afirmación de que la violencia religiosa tiene relación intrínseca con la negación del politeísmo.

Si bien el libro desarrolla entre diálogos una denuncia de las sociedades latinoamericanas o asiáticas, en donde se crean condiciones para la proliferación del turismo sexual, queda a deber una denuncia explícita y justa de la pedofilia, que sí menciona en sus pasajes, pero que pareciera ignora a propósito, aunque es consciente del vínculo que hay entre uno y otro negocio.

—Así que —continué— por una parte, tienes varios cientos de millones de occidentales que tienen todo lo que quieren, pero que ya no consiguen encontrar la satisfacción sexual: buscan y buscan, pero no encuentran nada, y son desgraciados hasta los tuétanos. Por otro lado, tienes varios miles de millones de individuos que no tienen nada, que se mueren de hambre, que mueren jóvenes, que viven en condiciones insalubres y que sólo pueden vender sus cuerpos y su sexualidad intacta. Es muy sencillo, de lo más sencillo: es una situación de intercambio ideal.

Retrato elaborado por Gille Guías compartido en Flickr.

Plataforma es una novela compleja, que tiene en sus entrañas debates polémicos entre lo social, lo político, lo sexual, lo personal y lo religioso. En cuanto al género, también se inmiscuye en terrenos fangosos, al afirmar que, conforme las mujeres tienen una vida más desapegada a lo que dicta el rol tradicional, terminarán consumiendo el turismo sexual, por la improbabilidad de establecer relaciones interpersonales satisfactorias: «A medida que las mujeres presten más atención a su vida profesional, a sus proyectos personales, a ellas también les parecerá más sencillo pagar por follar. Las mujeres pueden adaptarse a los valores masculinos; a veces les cuesta, pero pueden hacerlo; la historia lo ha demostrado» (p. 134).

Sin duda, Plataforma es una obra imperdible que nos empuja al eterno debate entre los límites del artista y la obra y, que sólo leyéndola parece que puedes descifrar un poco más la excéntrica personalidad de Michel Houellebecq.

Michel Houellebecq. Foto: Apolitiknow. Vía: Flickr.

Belem Hernández (@Belem57361390) es Licenciada en Ciencia Política y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Tapatía por herencia, puma de corazón.
Instagram: @bellotaaaaaaaaaaaaaaaaa

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