La ‘fascistización’ exhibe
contradicciones de los partidos
hegemónicos: es por igual
crisis de representación y
también crisis ideológica1
Nikos Poulantzas
El aumento de la xenofobia y el racismo tras el triunfo de la selección mexicana de futbol ante su similar de Honduras, con expresiones en redes como ‘honduchangos’, ‘hondusimios’ y ‘primitivos’, viene a reforzar una tesis sobre la situación política actual en México y el mundo: que ante la crisis de la partidocracia una nueva derecha ha de expresarse en ámbitos de la cultura, la música, la sociedad, los medios masivos y el deporte.
Aunque una crónica del México-Honduras explique que el ambiente se calentó a raíz de la agresión sufrida por el seleccionador mexicano Javier Aguirre en el partido de ida en San Pedro Sula (tras un intercambio de provocaciones y gestos entre él y la tribuna hondureña culminando en el ‘latazo’ que le dejó con el rostro ensangrentado), ciertamente la jornada del fútbol de selecciones nacionales en otros países abundó en expresiones políticas controversiales.
Christian Pulisic, el astro estadounidense del AC Milán, se viralizó al festejar un gol ante Jamaica bailando al estilo del presidente electo Donald Trump. Cuestionado por si su festejo fue un mensaje político, Pulisic rechazó la pregunta afirmando imitar a Trump solo “por diversión.” Sin embargo, las cuentas oficiales de la US Soccer cortaron de las repeticiones del gol el polémico baile, toda vez que la asociación estadounidense de futbol suele respaldar discursos LGBTQ+, feministas y del Black Lives Matter, estigmatizados al interior del trumpismo como ideologías wokes y progres.
Asimismo, mientras en la red social X en México aparecían publicaciones presumiendo que la xenofobia anti-hondureña logró la unión entre las aficiones de América, Chivas, Cruz Azul (así como de comentaristas mexicanos, ‘influencers’ y ‘tipsters’), en Chile, horas antes, surgió un discurso idéntico: que fue la xenofobia contra la migración venezolana en el país andino la que unificó a la afición chilena para respaldar a su equipo en el triunfo 4-2 por eliminatorias mundialistas en el Estadio Nacional de Santiago ante la ‘Vinotinto.’
El ‘giro cultural’ de la nueva derecha, fortalecido desde el primer triunfo de Trump en 2016, es más antiguo de lo que sospechamos: el uso de medios de comunicación y la proyección de mensajes políticos sutiles y no tan sutiles (la xenofobia, efectivamente, es un mensaje político) sobre el ámbito de la cultura y de los espectáculos deportivos multitudinarios han sido estudiados en la ciencia política como la contraparte de una crisis de representación de partidos políticos, antiguamente hegemónicos.
Nikos Poulantzas, un teórico marxista greco-francés, abordaba el problema del fascismo en el siglo 20 como una crisis hegemónica, en eso que intelectuales y comentaristas llaman “las instituciones.” Como la democracia representativa funciona, efectivamente, por representación, el proceso mediante el cual partidos e instituciones van excluyendo y marginando de la toma de decisiones a las clases sociales que dicen representar trae consigo expresiones de violencia que van volviéndose cotidianidad: el racismo, la avaricia, la misoginia y la discriminación.
Pero, volviendo al futbol, este escenario donde conflictos (cuyo desahogo debería proceder a través del sistema democrático institucional) acaban estallando en la cultura provocó un caso peculiar: el del club alemán Werder Bremen. Siguiendo la misma línea de medios “independientes” como el diario inglés The Guardian, el Bremen anunció su salida definitiva de X alegando que dicha red social se ha vuelto la plataforma para discursos de odio, noticias falsas y extremismo de derecha.
Las expresiones de xenofobia y racismo exacerbadas con los triunfos del Tri ante rivales centroamericanos y sudamericanos colocan a la sociedad mexicana ante una disyuntiva política de fondo: ¿Imitar la solución “primermundista”, que consiste en recortar los videos e imágenes, como hizo la US Soccer con el festejo de Christian Pulisic, o incluso abandonar la conversación al estilo del Werder Bremen, esto es, aplicar a rajatabla la cancel culture?
Los episodios de violencia física, verbal y digital del México-Honduras en efecto abren la puerta falsa de la censura, la cancelación y el mutismo como forma de eludir el problema en ciernes de una nueva derecha mexicana que ya existe, agresiva y autoritaria. Acaso la solución que Poulantzas propuso al problema del fascismo valga en nuestra coyuntura como país: en vez de cerrar, democratizar espacios de cultura, instituciones de poder y medios de comunicación. Como reza la máxima de la política mexicana aplicada desde 2018: que la vida pública sea cada vez más pública.
César Martínez (@cesarkickoff)*
*El autor es maestro en relaciones internacionales por la Universidad de Bristol y en literatura de Estados Unidos por la Universidad de Exeter.
- Nikos Poulantzas, Fascismo y Dictadura: la III internacional frente al fascismo, Siglo Veintiuno, Madrid, 1976, p.71. ↩︎